Borges actor
El mísero Enrique, Oliverinorah y las ranas que un Nobel no pudo comprar
Borges lector de Chesterton
Ordenar el mundo
La imagen terrible
La tinta de la envidia
Misteriosamente encantadora
La voz de Narciso
La que se esconde en sus libros
En orden de Mar
Homenaje: Alejandra Pizarnik
¡Igual que un ministro!
Escritores peligrosos
Documental shakespeariano
Una carta
Ancestras
Breve historia de un mensaje viviente
La histeria de lo nuevo
Un raudal de existencias
Hoffmann: 200 años después
Seis variaciones de Stefan George
El adjetivo más adecuado
Leve imagen
Borges y la tercera parte del Martín Fierro
Souvenir Borges
Declaración
La sombra de Sherlock Holmes
Los memes, Borges y yo
Cuatro, tres, dos pájaros
El laberinto borgesiano
Un desacierto interpretativo borgesiano
Borges en Córdoba
Bård Borch Michalsen y la puntuación
¿Damas auxiliares o creadoras?
La unión hace los libros
Diván del Tamarit
El paraíso en nuestra tierra
Victoria Ocampo, novedad en librerías
True believers o una búsqueda de explicación a lo que quizás no tenga explicación
¿Quién no le debe a Virginia Woolf?
Incomincio qui a cantare
Lispector con Lacan. Desnudar(se) de la palabra
Laberinto borgeano. Claves para leer a Borges
Por qué leer en tiempos digitales
Los locos de Chesterton
Relatos monumentales
El claroscuro o el extremismo emocional
Dumas vs. Rosas
Colección miniatura
Todas las formas del libro