Divagues.
Por Axel Díaz Maimone
Federico Peltzer (1924-2009) era amigo de Zilda Balsategui (pintora de primerísimo nivel, discípula de Juan Carlos Castagnino) desde los años '60 y lo conocí por intermedio de ella. Pertenecía al grupo de escritores que llegaron a Necochea durante las primeras Fiestas de las Letras. Hombre serio, exigente y generoso, tenía un departamento íntegramente cubierto de libros, frente al que ocupaba con su esposa; y pasaba allí gran parte del día dedicado a leer y a escribir.
En 2005, con motivo de la Fiesta Nacional de las Letras de Necochea, hicimos una entrevista sobre el Quijote. Como se celebraban cuatro siglos de la publicación de la primera parte de la novela de Cervantes, Federico había propuesto una charla titulada Dulcinea cumple 400 años.
Transcribo aquí las respuestas de Federico Peltzer, que llegaron por carta (después de recibidas, decidí cambiar el orden original). Al releerlas, veo que no se ha alterado su esencia y que sus palabras siguen tan vigentes como entonces.
«Los primeros lectores del Quijote lo leyeron (o escucharon) como una obra sobre todo cómica, no obstante la melancolía que trasunta la Segunda Parte. Desde fines del Siglo XVIII el romanticismo dio preponderancia a los sentimientos exaltados, el heroísmo, el amor puro. No puede extrañar que los románticos vieran en la figura de don Quijote al paladín digno de sus generosos anhelos».
AXEL DÍAZ MAIMONE: ¿Cuál es la importancia del Quijote?
FEDERICO PELTZER:Tanto famosos escritores como críticos señalan que, con el Quijote, se inaugura la novela moderna. A partir de él se aceptó la legitimidad de inventar historias, ya que, hasta entonces, la novela era mirada con desconfianza, como género fantasioso y que incitaba vanamente a la imaginación. Por otro lado, Cervantes es un maestro de la técnica narrativa: juega con lo que hoy llamamos la metanovela, o novela dentro de la novela, la variedad de voces narrativas, el balanceo entre ficción y realidad, etc. Ello hace que su obra sea una de las más importantes dentro del género. A mi juicio, el Quijote es un libro fundador y perdurable. Los pueblos de habla hispana encontrarán en él gozo y ejemplaridad, además de una inagotable fuente de belleza y de enseñanza acerca del oficio de novelar. Cabe deducir que su gravitación en la Argentina, tanto para escritores como lectores, es inexcusable.
ADM: ¿Qué lugar cree Usted que ocupa El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha en la literatura y en la sociedad argentina actual?
FP:Sabemos que la lectura no pasa por un momento brillante. Por otra parte, el Quijote no es un libro de fácil lectura. Es menester leerlo con tiempo y calma, aprender a gustarlo, sea a través de la enseñanza en la escuela y la universidad, o merced a los buenos comentaristas que se han encargado de esa tarea. En este año de conmemoración se han dictado numerosos cursos y conferencias sobre diversos aspectos de la obra. Además, la edición de la Real Academia Española, por su costo, la ha puesto al alcance de buen número de lectores.
AXD: En tiempos de feminismo, usted hablará de Dulcinea. ¿Cuál es el rol de la mujer en la obra de Cervantes?
FP: El papel de la mujer en la obra de Cervantes daría materia para un largo ensayo. Contra ciertos prejuicios de su tiempo, aquél enalteció a la mujer y le reconoció una función clave en la sociedad. Por belleza, ingenio y rectitud, sus heroínas perduran en el recuerdo. Dulcinea es un arquetipo, pero hay, sobre todo en las Novelas Ejemplares, numerosas mujeres dignas de figurar en una galería de personajes femeninos admirables.
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